Una de las prioridades que se deben tomar en cuenta en el mantenimiento de una casa, es la impermeabilización, no solo de los techos, sino también de las paredes, azoteas, piscinas, etc y todas las áreas que puedan estar expuestas a la humedad. Si bien, existe una serie de señales de advertencia para saber si una superficie está mojada y necesita de impermeabilización (manchas en las esquinas, aparición de moho, frío al tacto, salitre, etc) lo mejor es la prevención.

En el mercado hay una gran variedad de impermeabilizantes disponibles, dependiendo de las necesidades del cliente. La gran mayoría se clasifica de acuerdo a sus capacidades y aplicaciones. En realidad, todos están diseñados para proteger las superficies contra la formación de manchas de humedad o el paso del agua. Si bien, los impermeabilizantes se usan en la industria de la construcción para la mayoría de las superficies expuestas a la humedad, casi todas tienen el riesgo que, una vez terminada la eficacia y la degradación del impermeabilizante en cuestión, la humedad volverá a filtrarse nuevamente.  

El impermeabilizante más común es el que se aplica con una brocha como si fuera pintura. También se utilizan mucho las que son de membranas acrílicas o poliuretano, estas son flexibles y se adaptan en las superficies para ser responsivos en los movimientos de la construcción.

Los impermeabilizantes más utilizados son:

  • Acrílicos
  • Asfálticos
  • Cementosos
  • Elásticos
  • Membranas líquidas
  • Membranas de poliuretano